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De: José N M <jnmensxxi2004@yahoo.es>
Título: ARPAS ETERNAS: En el Templo de Jerusalen y un pps sobre Las Bienaventuranzas.
Fecha: Wed, 9 Jun 2010 18:01:05 +0000 (GMT)
Para: ituci1 <ituci1@ituci.com>
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En esta página, un archivo en dos partes de Jesús de Nazaret en el Templo de Jerusalén.
En el pps Las Bienaventuranzas.
Hoy Emilio Carrillo que gestiona el Blog EL CIELO EN LA TIERRA ha colgado la 1ª parte y en miércoles sucesivos le seguirán las otras dos.
=====00=====
En Arpas Eternas Jesús de Nazareth se refiere 3 veces al Templo, pero en ninguna relata la expulsión de los mercaderes, ni nada parecido.
En este correo van dos de esas referencias: en la 1ª cuando a los 12 años entra por primera vez en el Templo, en la 2ª recoge parte de un diario que escribió a los 19 años.
En ambos casos expresa el espanto y el estado anímico que esa visita le produjo. 

JHASUA EN EL TEMPLO DE JERUSALÉN  (A los 12 años)  (1ª parte del archivo)

 

...Pocos momentos después entraban el Templo, que brillando todo como una llama viva, y con sus atrios y pórticos atestados de gentes que lucían sus mejores túnicas y ricos mantos y turbantes, presentaba un aspecto fantástico y solemne.

La exaltación religiosa de Jhasua continuaba subiendo de intensidad.  Estaba seguro de ver allí entre aquella radiante luminaria, la faz divina de Jehová.  Y el niño se estremecía de entusiasmo.

Pero grande fue su espanto cuando en vez de la visión de Dios que esperaba, se encontró con una horrible carnicería, un feroz degüello de toros, terneros, carneros indefensos, corderillos y blancas palomas que aleteaban espantadas, mientras se les llevaba en montones a los altares de los sacrificios.

Y los Sacerdotes armados de grades cuchillas, aparecían con sus ropas y sandalias mojadas de la sangre que corría desde los altares por tubos de bronce incrustados en el muro, y que iban a vaciarse a una piscina de mármol construida en un patio interior rodeado de galpones o estancias, donde sobre grandes mesas de piedra se iban depositando las reses ya descuartizadas y listas, para el reparto a la numerosa familia sacerdotal, que era quien podía, según la ley, aprovecharse de aquellas carnes aún humeantes.

Joseph y Myriam, en su calidad de Esenios, no podían ofrecer holocaustos de animales sino de frutos de la tierra, y ellos entregaron su ofrenda de harina, aceite, vino y miel, según acostumbraban.

-¡Madre! ? murmuró Jhasua al oído de Myriam, cuando  pudo dominar el espanto y horror que le causó la degollación de los animales y los altares por donde corría la sangre. ? Madre...yo te digo que aquí no está el Padre Celestial.

-¿Por qué hijo mío?...

-Porque El no gusta de ofrendas de sangre y de muerte, sino de amor y de vida.

-¡Calla...tú no sabes lo que dices!

-Salgamos de aquí que me ahogo!...Y soltándose de las manos de su madre echó a correr rápido como un cervatillo asustado, hacia donde resonaban los laúdes y las voces de las doncellas que cantaban salmos, en una de las naves del Templo y en dirección opuesta a la del altar de los sacrificios.  Para ello, debió atravesar el Templo y como estaba lleno de gentes, Myriam le perdió de vista por más esfuerzos que hizo para seguirle.

Tropezó con un joven Levita que iba al atrio de los incensarios para reavivar el fuego del suyo que se apagaba por falta de aire.  Era de los Levitas Esenios y conocía de vista a Jhasua.

-¿A dónde vas tan  de prisa que pareces un fugitivo? ? le preguntó.

-Ese vaho de sangre y de carnes quemadas, me ahogan y voy a morirme aquí sofocado. Sácame por favor de este infierno, donde esos hombre con cuchillos y vestidos manchados de sangre, me  parecen demonios escapados de un antro.

-¡Niño...calla por favor, que pueden oírte! Ven conmigo a la sala de los incensarios, donde te haré ver muchas cosas hermosas que habrán de gustarte.

Y el Levita se llevó al niño al sitio indicado.

Jhasua estaba pálido y un ligero temblor estremecía su cuerpo.  Le recostó en un estrado y le dio de beber vino con miel, lo cual le reanimó pronto.

Dos sacerdotes Esenios estaban ocultos  y creyeron que la sala de los incensarios estaba sola y salieron.  Se encontraron con Jhasua que esperaba quietecito el regreso del Levita que le había conducido allí.  Únicamente les dijo que había huido de sus padres para no ver la degollación de animales, espectáculo que le causaba espanto y horror.

Los dos sacerdotes se le dieron a conocer, le hablaron de los Ancianos del tabor y del Carmelo y por último le propusieron conducirle a buscar a sus padres.

Myriam le buscaba con gran ansiedad, hasta que llegando al atrio de los extranjeros, le vieron pasar entre los dos Esenios que no les eran desconocidos.

-¿Madre!...yo me quedo aquí con estos hermanos de los Ancianos ? fue la primera palabra de Jhasua al encontrarse con Myriam.

-Pero hijo mío ¿qué has hecho? ¿Es esto lo que merezco de ti?

-No madre mía ? murmuró abrazándola ? Tú mereces todo mi amor, pero el Padre Celestial me llama a su servicio y yo quiero obedecer su voz como obedeció Samuel.

-Hijito- le dijo el sacerdote Eleazar -. Por ahora el Padre Celestial quiere que vayas con tu madre, que también en el hogar está el Dios de los Profetas.

-¿Entonces me rechazáis? Preguntó Jhasua con voz temblorosa y próximo al llanto.

-No hijo mío, pero eres aún demasiado niño.  Así te lo han dicho los Ancianos del Tabor.

-¿Por qué te empeñas en quedarte? ? le interrogó el otro sacerdote.

-El templo es la casa de la oración a Jehová, y yo la veo como un degolladero de animales.  El Padre Celestial es piedad y amor, y repudia el horror de esas matanzas.  El quiere más la pureza del corazón y el cumplimiento de su Ley, y no la abundancia de ofrendas vivas con derramamiento de sangre.

-¿Qué pasa aquí? ? dijo Joseph llegando al lado de Myriam.

-Que nuestro niño quiere quedarse en el Templo como el Profeta Samuel.

-¿Y tu madre Jhasua?...¿ella no es nadie para ti? ? interrogó con severidad el padre.

-La ley dice ? amarás al Señor Dios tuyo, sobre todas las cosas ? dijo dulcemente el niño acercándose a su padre.

-También dice la Ley: ?Honrarás a tus padres todos los días de tu vida? ? contestó Joseph. ¡Vamos!.

Y tomando la mano de Jhasua comenzó a andar.

El niño siguió en silencio a sus padres, dando vuelta varias veces su cabeza y agitando las manos que decían adioses tiernísimos a los dos ancianos Sacerdotes, que desde el atrio del Templo le miraban alejarse.

A medida que se alejaban el niño parecía recobrar su alegría y serenidad.

Joseph, que aunque de un exterior severo, amaba entrañablemente a aquel niño en quien reconocía un ser superior, quiso suavizar la aspereza de aquellos momentos.

-Hijo mío ? le dijo ? todos los años podemos traerte, si tanto te place visitar el Templo.  Con tu poca edad ¿qué harías tú allí?

-Les diría  la palabra de Jehová que no quiere más la matanza de animales ? contestó el niño ? sino la adoración del corazón puro y limpio, como los ancianos de los Santuarios Esenios.

-¿Y quien eres tú pobre niño mío, para venir a poner leyes en el Templo de Jerusalén? ¿No ves que serías tomado por un niño loco o poseído de los demonios? ¿No ves cómo los Ancianos con toda su sabiduría y altos poderes espirituales, se ocultan en el fondo de las rocas para no exponer inútilmente sus vidas?

-Tenéis razón padre, tenéis razón.  Había dentro de mí como una ola potente de horror y de enojo, con todo lo poco que he visto allí abajo en las bóvedas de la casa de oración a Jehová, que quería gritar a voces las infamias que allí se hacen. Corren a látigo a los mendigos, ciegos y ancianos que vienen a pedir los sobrantes de las ofrendas que luego venden a los mercaderes por detrás del  Templo y creyendo que nadie les ve.

-¡Niño!...-dijo Myriam espantada.

-Es cierto madre  -afirmó Jhosuelin -  También yo he visto a un mercader entregar un bolsillo repleto de monedas a  uno de los que hacían matanza y después de haberse ya quitado las ropas manchadas de sangre.

Es necesario no tocar más este asunto ? dijo Joseph

 

 

SOBRE EL TEMPLO DE JERUSALEN.   (2ª parte del archivo)

DEL DIARIO QUE ESCRIBIÓ JASUHA  (A los 19 años)

 

Este Diario ocupa un capítulo de Arpas Eternas y es interesantísimo, tanto que próximamente el Diario del Maestro Jesús se  transcribirá entero.  Hoy se copian las referencias que en el mismo hace al Templo.

 

Al siguiente día continuaba de este modo:

"Mi bueno y querido Nicodemus me ha visitado en mi concentra­ción espiritual de esta noche.

"De su mensaje mental extraigo este resumen: "Nuestra Escuela de Jerusalén ha sido descubierta, porque un joven Levita ha caído víc­tima de la sugestión que ejerce el deseo de grandeza en ciertos seres.

"El Consejo de Vigilancia del Sanhedrín, ha ofrecido grandes pre­bendas en el Templo a todo Levita que dé aviso de sitios de reuniones cabalistas, donde se hable de revisión de los Libros de Moisés, o de la aparición del Mesías Libertador de Israel.

"Nicolás como dueño de casa ha sido llamado a responder al alto Tribunal.

"Esperan que saldrá bien en sus respuestas y que habrá benevo­lencia con él, porque forma parte de ese tribunal, el tío de Gamaliel y un amigo de José de Arimathea.

"? ¡Qué oscuro enigma es el alma del hombre!... pienso mien­tras voy anotando los mensajes mentales de los que me son queridos y me aman.

"?Todo Israel, desde el solio pontificio hasta el más infeliz leña­dor, vibra en un anhelo conjunto por el Mesías Libertador, promesa de siglos hecha a los hebreos por sus guías y protectores.

"Y los poderosos magnates sienten una inquieta alarma cuando en medio del pueblo se forman agrupaciones preparatorias para la lle­gada del Mesías. ¿Por qué?...  ¿qué temen?

"Todo el bien que él traiga como Hijo de Dios, como Enviado Divino, será común para todos. Será como la llegada del hijo del Rey, que le envía a su pueblo para aliviar sus fatigas y cansancios, y brin­darle con el festín eterno del amor. ¿Cabe aquí el temor, la alarma, la inquietud?

     "Deshojando como flores mentales estas reflexiones, voy cami­nando hacia atrás en el panorama de mis recuerdos, como si desandará un camino que hice a mis 12 años. Vi a Jerusalén. Vi el templo desde los pórticos hasta lo más apartado de los fosos, hasta la puertecilla de escape, y el portalón de los carros y de las bestias.

"El Templo de Jehová era un mercado y un degolladero. La sangre de las bestias inmoladas corría por un acueducto de mármol labrado en el pavimento, desde el altar de los sacrificios hasta el pozo blanco de donde la extraían con cántaros para condimentar manjares que deleitan en los festines de los magnates.

"En los patios interiores, cuadras, caballerizas y hasta entre los árboles, los traficantes y mercaderes, con ropas ensangrentadas y ma­nos inmundas, se arrebatan las carnes aún calientes, la grasa, las vísceras humeantes, y entregan bolsas de plata y oro a los agentes sacer­dotales encargados de tan lucrativo comercio.

"¿No será esta abominación inmunda, esta sacrílega profanación de la Casa de Dios, lo que engendra inquietud á los príncipes del clero, cuando el pensamiento del Mesías cruza como un meteoro por el hori­zonte nebuloso de su raciocinio?

"¿No vendrá el Mesías con los poderes de Moisés, y azotará de múltiples maneras a los dirigentes de Israel, como al Faraón egipcio por la dureza de su corazón?

"¿No acabará con la inicua matanza de bestias como símbolo de una fe sangrienta, nutrida y alimentada con el horrendo suplicio de inocentes animales?

"Me parece que todos estos interrogantes golpean en las mentes sa­cerdotales y pontificiales, y de ahí la inquietud y alarma cuando se co­menta que el Mesías ha llegado para poner todo en su debido lugar".

Más adelante estaba escrito en' la carpeta de Jhasua:

"Hoy llegaron al Santuario los Terapeutas que peregrinaban por el Sur. Vienen desde el Santuario del Monte Quarantana, trayendo un cargamento de epístolas que me dedican los amigos de aquellas regio­nes. ¡Tan amorosas, tan tiernas, tan llenas de nobleza, que he dejado caer mi llanto sobre ellas!

"Jacobo y Bartolomé, los muchachos de la cabaña de Andrés, por­teros del Santuario, la madre Bethsabé enamorada de sus nietecillos para, quienes me pide muchos besos por el aire; mis tíos Elcana y Sara de Bethlehen donde nací, mis primeros amigos de recién nacido, Alfeo, Josías y Eleazar que me relatan las mil encrucijadas de sus vidas la­boriosas y justas, la tía Lía de Jerusalén temerosa por sus hijas ca­sadas con José de Arimathea y Nicodemus, pertenecientes a la Escuela Secreta de la Cabala, recientemente descubierta por el Sanhedrín.

"¡Oh Padre mío que estás en tus cielos infinitos, y que ves la zozo­bra de tus hijos indefensos, y débiles ante la prepotencia de los po­derosos!

"¿Necesitas acaso de que yo te lo pida para remediarles? Tú lo sabes, lo ves y lo sientes todo, porque todos somos como las hebras del cabello de tu cabellera de luz que todo lo penetra y lo envuelve!

 

Arpas Eternas (9 vols) es un Libro Revelado. Para la Humanidad probablemente sea el más importante del Siglo XX, o de un espacio de tiempo aun mayor, si a Libros Revelados nos referimos.  Fue recibido por Josefa Rosalía Luque Álvarez que en conexión con los Archivos Akhásicos canalizó información de las entidades Sisedón de Trohade  (Kobda de unos 9000 años antes del nacimiento de Jesús) e Hilarión de Monte Nebo (Esenio de unos 1500 años antes de Jesús), y fueron editados unos 20 años antes de lo publicado sobre los Manuscritos de Qumram. (del Mar Muerto)

El contenido de Arpas Eternas y lo esencial de lo publicado de los Manuscritos de Qumran es coincidente, pero Arpas Eternas es mucho más rico en detalles y datos.

Recordemos que en el año 325 d.J se celebra el Concilio de Nicea y en el mismo deciden e  imponen los escritos que van a ser divulgados a través de lo que llamaron evangelios. Son exclusivamente los de Marcos, Mateo, Lucas y Juan con epístolas de Pablo. Los escritos de los otros discípulos y discípulas de Jesús de Nazareth (fueron 24: 12 mujeres y 12 hombres, por lo tanto 20 más) los censuraron en Nicea y fueron ocultados para los evangelios y para tiempos posteriores.

También podemos encontrar información similar (pero están incompletos) en los llamados  Evangelios Apócrifos.

 

Como es del Maestro Jesús la frase LA VERDAD OS HARÁ LIBRES y vivimos momentos de TOMAR CONSCIENCIA, es mi intención ir copiando y difundiendo trozos de esta gran obra.

 





File: 96-Las Bienaventuranzas.pps
(469Kbytes)

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